Dependencia lo llamaban...



Cuando le falta valor para seguir actuando es cuando sabes que no está mintiendo, cuando sabes que es ella al 100% y no intenta ocultar sus miedos tras la indiferencia, cuando admite que sigue siendo una niña pequeña, que sigue contando con los dedos y queriendo salir volando por la ventana de la mano de un niño que nunca crecerá. Que sigue buscando el guión de su vida entre las hojas de algún libro, que sigue creyendo que la magia existe.
Y tiene razón, ella es magia, magia de la buena. Pero como me vas a creer si tú nunca la has visto perder la mirada entre las gotas del cristal, no la has visto sonreír con timidez cuando la pillas en un renuncio, a ti no te ha camelado con sonrisas y besos inocentes que solo una niña puede dar.
Ella era el principio del mejor proyecto de alguien que nunca llegó a terminar, y así se quedó incompleta, pudiendo ser lo mejor y sin llegarlo a ser, pero lo mejor que tenía era que amaba, sin miedos, sin impedimentos, sin pedir nada a cambio, y eso era lo más bonito. Pero ella era débil y a menudo temblaba aunque en sus brazos el mundo parecía más pequeño, él era su ancla, su salvavidas; él había leído su cartel de fragilidad y ella había encontrado dulzura entre tanta dureza.
Era un lobo enamorado de la oveja a la que nunca podría dañar, hasta tal punto que moriría sin ella. Dependencia lo llamaban.
Era su fortaleza y también su debilidad, pues habían sido fuertes por separado y desde que se encontraron no sabían funcionar solos. Ella le daba seguridad y él la había enseñado a volar sin polvo de hada.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Stor(ies)y

Supr.

Peter tiene miedo a volar