Stor(ies)y

He sido muchas personas a lo largo de mi vida, he sido muchas cosas y me han llamado muchas cosas. Cuando hablo con los chavales en clase acerca de quiénes son y con qué se identifican pienso mucho en las propias respuestas, en lo que diría mi versión de dieciséis y en la de seis. Siempre me ha hecho gracia la identidad, su dinamismo y fluidez. Soy Claudia, para el público general, Clau para los amigos y Claus si me conoces bien. He sido Cat para muchos otros, Claudita para mi padre, Klau es mi identidad propia, Clods como novedad y Cloud para uno ¿y para ti?

Mientras escribo esto pienso en la canción que Nick Jonas canta en Camp Rock 2, Introducing me, supongo que es lo que hago en cada uno de los escritos y en cada saludo. Me presento, aunque quién soy nunca es algo en abierto. Nunca he escrito una autobiografía porque para ello tendría que tener recuerdos y esta mente mía sufre amnesia colectiva ¿Quién era antes de los doce? realmente, lo desconozco. No hay en este hueco que tengo en el cerebro ni un pequeño atisbo de quién era, de qué pensaba o qué me preocupaba. Solo recuerdo cosas tristes que, a pesar de serlo configuran lo que pienso y siento a día de hoy. 

Recuerdo una cama que no era mía, peluches de los Lunnis y ver Arthur comiendo el puré que hacía mi abuela. Leer la Biblia cada noche, y cada mañana, una grapadora de color rojo y el libro verde de conocimiento del medio de tercero de primaria. Me regalaban libros y en cada cumpleaños lloraba porque me agobiaba la gente. No me gustaba la comida, y cuando comía galletas me reñían, también me castigaban sin comer, y escribía notas disculpándome por ser tan mala en libretas que dejaba a la vista de mis padres. He dormido en el jardín y he pasado noches en el suelo creyendo que no merecía dormir en una cama. Me he acallado los propios llantos a sabiendas de que si despertaba a alguien por el miedo me caería una bronca, me he hecho la dormida para no escuchar discusiones que no me tocaba oír y he mentido buscando atención. He sufrido mutismo selectivo y he regalado cosas buscando aprobación. Fui la culpa de todos los males, la que abrió la caja de pandora, la decepción, el arrepentimiento, la desagradecida, la malcriada. Me han dicho que tengo veneno y que no siento compasión. He sido una niña escondida debajo de la cama o en el armario, la que aprendió a correr antes de andar y la que no era una señorita. La que debía dejar de ir de playeros y la "más masculina entre nosotras". La que estaba fuera del grupo y la que con frecuencia no encajaba. Infantil, tímida, acomplejada. 

He salido huyendo de golpes que nunca dieron en el blanco y me he aguantado las lágrimas de los que sí. He ido al cole en pijama y zapatillas, me he olvidado mochilas, estuches y deberes. He perdido dientes y he hecho experimentos de todo tipo. Hablaba sola y con el espejo, aunque me reñían cuando me acunaba a mí misma. Me han comparado con compañeros y amigos, he llorado aprendiendo a multiplicar y aprendiendo a contar el dinero. Recuerdo ser "la niña del armario" por hablar demasiado, aunque posteriormente sería "la que no habla nunca". Fui objeto de risas en graduaciones, aunque sin entender por qué se reían, me han criticado aspectos del físico que ni recordaba y de carácter hasta la saciedad. He temido ser menos que los demás y también no ser suficiente. Odiaba los cambios drásticos y cambiar de colegio, no soportaba ser el centro de atención y creí que el mundo no era justo conmigo.

Me costaba entender las convenciones sociales, no asumía no caerle bien a alguien, imité comportamientos, repliqué gestos y hasta modifiqué mi ser para ser una copia perfecta de lo aceptable socialmente. Ahí me perdí. Odié la playa, la ropa, a las personas y hasta a la autora de este texto. He tenido una maleta en la puerta, he llorado en el rellano del portal, escondí moratones y heridas, me he desmayado por no comer y he ahogado las penas en helado. Fui incapaz de decir que no, seguí llorando en cada cumpleaños, perdí amigos y me hundí en una oscuridad de la que pensé jamás volver a salir. Me sentí culpable por estar triste y se me abrieron las heridas al volver a la pista. Libros sobre mi cabeza, camina mirando al frente, pero ¿Qué es lo que te da miedo?; dejar huella. 

Cambia esa cara, no cuesta nada ser agradable, la gente no te ha hecho nada y no tienen la culpa de que creas que el mundo te hace daño. Víctima de bromas que nunca hicieron gracia, desesperada por un mínimo de aceptación y engaño. No creas que eso iba por ti, a ti quién te lo iba a decir y "es todo suerte". ¿Todo bien, peque?, y muchas mentiras tapadas bajo tiritas de caracoles sonrientes. Mueve los pies para que no se enfríen. Castigada sin nada que pueda cortar, por si seguía dejándome el alma en jirones. Un único refugio, olvidar lo que me dolía haciendo deberes y escribiendo. Huyendo a mundos inexistentes aunque fuese una enfermedad mental. Libertad al salirse del grupo, aunque tristeza por carecer de uno.

Nazi en la universidad, al margen del grupo. Lobo solitario que seguía buscando culpas, árbitro comprado, utilizada, llena de mentiras buscando aceptación. Desengaños y seguir contando días para salir de la jaula de oro que considero cárcel. Miedos infundados que no son míos, dudas de la propia capacidad individual. Pozos que aparecen tan rápido como desaparecen, síndrome del impostor, "mucha suerte". Sala 4 del tanatorio y una sonrisa que no he vuelto a ver, el pelo corto porque era demasiado bonito. Lágrimas frente a un portátil y más dudas sobre el poder llegar a ser. He pasado de ser un fracaso familiar, de ser la desgracia, a pasear sobre los hombros las expectativas. Comparaciones fraternales, miedo al fracaso, a no ser lo que todos esperan. ¿Y tú qué quieres ser? nada, desaparecer. 

Me lo debes todo, no lo olvides. Es tu obligación no esperaba menos, no cuentes con un premio. No hay orgullo, no te alegres demasiado, no llores, que no eres una niña pequeña. ¿Desde cuándo te ríes así?, los hoyuelos no quedan bien. Los brackets quedan raros, no salgas en la foto con el pelo detrás de la oreja. Rubio no queda bien, pero así es de color topo. Esa ropa no queda bien pero no te la cambies, influenciable. ¿Acaso te crees mejor que yo? recuerda que a mí me lo debes todo. Págame por vivir aquí, debería darte vergüenza. Desagradecida, de nuevo. Durmiendo en la calle, de nuevo, saltando portones, escondiéndome, de nuevo. 

Ya sabes lo que hay, tienes que navegar todas las aguas. No se puede hacer nada, es lo que es. Familia. Destino. Resignación. Si te muerdes la lengua te envenenas, no me mires así. Deja de pelear. Golpes que ahora consigo frenar, no me insultes, no me grites, no me digas eso. Aprende a gestionar tus emociones. Envidiosa. Temblando de ira y de miedo, si soy capaz de pensarlo... ¿también de hacerlo?. Mordiscos. Sácame de aquí, no tengo dinero. Autocontrol de hierro, aquí no tienes que fingir todo el rato ¿o sí?. Sal de mi casa, no vuelvas. Cosas rotas, no importa, lo que quieren es ver que te duele pero si no lo ven no existe. ¿También hoy tienes que estropearlo todo?, victimismo. Culpa a los hombros en una mochila que ya no cierra. 

Conformada con ser al lado de otros, con ser la luz que brilla iluminando a otros por el miedo a ser iluminada. No quiero que sepan que existo, mejor que miren a otro lado. Sentir que todos te juzgan, que tienes que dar la imagen perfecta siempre. Cariátide. Que nadie vea lo que hay detrás, pon buena cara, por favor. Buena chica, siempre. Escondiendo el dolor debajo de la alfombra, no alces la voz, mejor no hables que cada cosa la estarán evaluando. Midiendo, constantemente midiendo. Controlando hasta el tono de mi respiración, ¿pensarán que soy rara? mejor que no miren. No digas, pesada, no cuentes, pesada, solo existe, sonríe. Mujer trofeo pero no florero. Apágate, que molestas. Me conformo con migajas hasta que reviento. Y lo llevo todo a mi paso y después de eso, yo ya no soy yo, soy lo que conoces

En realidad, sí, soy yo. Solo que he dejado de medir, de pensar en si los demás piensan, en cortarme las propias alas con tijeras de metal y he dejado de ser de piedra, o al menos lo estoy intentando. 

Por si se me olvida


Comentarios

Entradas populares de este blog

Supr.

Peter tiene miedo a volar