Vocación

Cuando era pequeña quería ser monja , porque eso me permitía estar a mis cosas, pensar, no interactuar con el resto del mundo y sentirme en compañía de aquel que me decían que era mi hermano y mi amigo, o sea, Jesús. Sentía por aquel entonces que era a lo que me quería dedicar, desde la ignorancia de una niña de seis años que desconoce más de la vida, claro está. Crecí, y decidí que quería ser veterinaria . Me encantaban los animales, los gatitos, los perritos, las vacas de mi vecina, las ovejas de mi abuela, montar en los caballos de mis primos e ir a las ferias de ganado. Podría pasarme la vida entera entre animalitos. Me sabía todos los tipos de patos habidos y por haber e iba todos los fines de semana a una charca a verlos e identificarlos en una libreta. Había entrado en bucle, era una obsesión. Mis padres me compraron guías de razas de perros y de otros animales porque me embobaba con cualquier información nueva, hasta que supe que había que operar y ver sangre, entonces des...