2018

Un nuevo fin de año, y de nuevo me siento un 31 de Diciembre para pensar en el año que está por terminar, 2017, qué raro has sido y cuánto te debo.
Comenzamos con mal pie, son cosas que pasan cuando eres zurda y el primer paso siempre lo das con el pie izquierdo, que comienza el año mal, inseguridades, decisiones tomadas demasiado deprisa y ganas de que este año fuese el definitivo, no me puedo creer cuánto he cambiado en estos meses, cómo ha cambiado mi carácter y cuán diferente soy Enero a Diciembre; digamos que en el comienzo aún era un pajarillo asustado que jugaba a saber de qué iba esta ruleta, cuando en realidad no era así, pero los meses pasaron y no fueron tan mal, aunque lleva un lastre en la espalda, en el momento no lo sabía, pensaba que era algo positivo para mi vida pero solamente me lastraba, me condicionaba y yo no sabía lo que era ser libre hasta que me lo quité de encima, hasta que aprendí que el camino lo iba a hacer sola y el resto de personas solamente serían acompañantes, pero nunca, nunca más, nadie que no fuese yo iba a tocar el timón de este barco pirata. 

Entre turbulencias y grandes dudas, mareos y poco ánimo llegó el verano, aterricé en unas aguas tranquilas y amigables, que me tendieron una mano cuando estaba a punto de asfixiarme entre mis propias cadenas, pero me las soltaron, no tengo ni idea de cómo pero desaparecieron y en su lugar volvieron aquellas alas que tenía hace muchos años y que no contaba con volver a ver, se sanaron mis heridas sin que yo me diese cuenta. Justo en el momento en el que apareció una persona que para bien o para mal, ha marcado mi 2017, por suerte, ha sido para bien todo el tiempo. A veces dejarme llevar, me trae buenas experiencias y en este caso, lo ha sido; he perdido el norte un cinco de julio y no he vuelto a encontrarlo, siempre mirando al sur (ni tampoco quiero). Happy meals, conciertos, fiestas, muchas sesiones de fotos y viajes en coche que terminaban siempre en la carretera equivocada, comienzo de curso con viajes improvisados a la vía central de una ciudad que nunca me ha gustado, mucho baloncesto y gusto por lo que hago, y a lo que dedico mis fines de semana, viajes demasiado cortos pero con compañía inigualable. 
He empezado con mal pie, pero lo termino de un salto, y mejor acompañada que nunca, solo pido que el año que viene, los que están conmigo sigan estándolo. 

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