Perdí el norte

Nadie me ha explicado nunca como funciona esto, no me había preparado para desbordarme como lo estoy haciendo y no lo habría hecho ni aunque llevase estudiando toda la vida; que toda teoría se queda corta en comparación, y para hacerte la idea solamente hay que verle.

Cuando dicen que el mundo pasa a cámara lenta ...mienten;  en el mismo instante en el que sentí tu presencia evité mirarte a los ojos, como si en el fondo supiese que esto iba a pasar, quise centrar mi atención en todo el mundo excepto en ti, porque solamente el sentirte orbitando a mi alrededor hacía que cada uno de mis sentidos se agudizase y me pusiese instintivamente nerviosa. Acababa de verte por primera vez y el estómago me dio un vuelco sin haberte llegado a mirar a la cara, un aviso...tal vez. 
Pero es que nadie me había advertido de que desde ese justo instante iba a saltar un radar que no creía ni que existiese, que se me erizaba la piel al sentir que te acercabas sin necesidad de que llegases a tocarme, y me conformaba con observar, memorizar al detalle lo más mínimo para no olvidarme nunca de esa esencia que me he grabado en la memoria. 

¿Cómo no querer memorizarte?, si me he encontrado evocando en mi cabeza la forma de tus manos, cómo se tensa la piel cuando las mueves y de las formas que dibujan tus venas en el antebrazo. 
Sería capaz de dibujarte de memoria, de hacer los hombros rectos y el collar que siempre llevas bajo la ropa, y el ángulo de tu mandíbula que con frecuencia lleva una sonrisa torcida de accesorio. Porque he visto cómo te brillaban los ojitos mientras me mirabas y cualquier firmamento ahora se me queda pequeño, porque no tengo palabras para describir tu expresión al quitarte las gafas sonriendo, ni el contorno de tu cara cuando te dormías a mi lado.
Ni con esto creo ser capaz de describir lo que me he memorizado día a día. 

Y no pedí nada a cambio, solamente quiero quedarme en una esquinita y poder observarte, de la forma más inocente que sé, aunque nunca vaya a dibujarte, cada gesto, cada forma, como si la vida fuese a fotogramas para memorizar así toda la película. Déjame quedarme a dormir, para aprenderme tu amanecer y anochecer; he encontrado refugio en palabras sin letras, en vientos del sur que me hacen perder el norte, y ojalá nadie me devuelva la maldita brújula que no recordaba la felicidad de mirar para verte.


Busco el norte en el sur, pero no me devolváis el frío que quema. 

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