Hace sol

Hoy no vengo a contaros historias tristes.

A veces, por casualidad suena un silbido, y no te das cuenta de que más tarde que pronto tu vida va a cambiar, quizá no quise hacer caso al motivo de que pasase tanto tiempo leyendo tus palabras, tus respuestas, opiniones...tú dices que cotilleo, yo digo que recaudo información. Quería conocer, porque tenía que haber algo más, no te confundas, no hago esto con nadie, hasta que llegaste
Por aquel entonces yo...supongo que me tenía olvidada, nadaba en aguas turbias esquivando un remolino que cada día me quitaba las ganas, que cada mañana se me hacía más pesada que la anterior, pero encontré quizá una vía de escape, puede que de primeras fuese simple distracción, después algo más. 

Creo que el punto de inflexión fue la despedida más seca que pude escribir en siglos, el filtro funcionaba bien contigo, aunque...no lo he confesado, pero esperaba que volvieses, esperaba no, esa no es la palabra...se me revolvían las campanillas que llevo dentro diciendo que volvería saber de ti, quise creerles...les creí. 
No te vi regresar, quizá me había vuelto a perder un poco en mis torbellinos, quizá tanto sol, mar, y el ciclón que tengo por cabeza me habían alejado de la zona común. Estoy segura de que si pongo empeño puedo recordar la sonrisa que cruzó mi cara al ver el mensaje, era tuyo, no lo había mirado y ya lo sabía, malditas campanitas. 

Muchas veces me haces la misma pregunta, y yo no sé muy bien qué responderte ¿por qué tú?, quizá porque has sacado de mí, la mejor versión que hay, y que apenas yo misma conocía.
Hasta la fecha he puesto mi empeño en borrar del mapa cualquier rareza, cualquier costumbre, a recluir en lo más hondo las cosas que me gustaba hacer pero que para el resto podían ser...extrañas. Has ido a contracorriente y has sacado con cuentagotas lo que me gusta hablar y decidir las cosas importantes de pie sobre la cama, da más seguridad porque estás más arriba, deberías probarlo, azúcar para la francesa, la oreja cuando me pongo nerviosa, andar siempre descalza y en pijama, adornar de estrellitas cada esquina y cada recuerdo, porque...antes de ti adoraba las estrellas, algún día te enseñaré el telescopio, ¿te dije que quería ser astróloga?, ahora ya lo sabes.

Has conocido, y todavía te queda por conocer, lo mejor que llevo dentro, y a veces hasta me da miedo, porque tengo mucho mundo que enseñarte desde estos ojos nuevos. A cualquiera que le preguntes te dirá que me hundía en un eterno pesimismo, y ahora se me ilumina la cara con cualquier idea, como si todo fuese seguir un camino de color rosa. 
No sé cómo lo has hecho, pero no dejes que se esconda de nuevo, me hace sentir muy bien, me hace sentir muy yo, si es que eso puede expresarse así; y tú me haces sentir todavía mejor.

Sé que has leído, por pura casualidad, una horda de hojas de diario demasiado tristes, demasiado apagadas, demasiado rotas, y si eso era el abismo, creo que ahora mismo estoy en una nube de algodón de azúcar, solo espero no comérmela y caerme. He escrito durante muchos años que llevaba dos alas rotas a la espalda, viéndome incapaz de salir volando de la jaula, lo siento siempre me he visto más como un pájaro que como un elefante, pero ahora veo que quizá nunca me hicieron falta, solo necesitaba un pequeño empujoncito, la confianza de la fórmula mágica para llegar a Nunca Jamás, sé que sabes cuál es.

Me reservo mucho para mí, a pesar de todo no quiero que conozcas todo de golpe, paso a paso, como los niños grandes. Tenemos tiempo para descubrir que las estrellas que tocamos, en realidad son galaxias enteras.

Gracias, por ser el sol de mi cielo.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Stor(ies)y

Supr.

Peter tiene miedo a volar