2017

Vuelvo a estar aquí, frente al ordenador, otro fin de año más.
2016 había empezado de la misma forma que termina, con voces, llantos, gritos, y heridas olvidadas volviendo a abrirse para recordarme que no va a cambiar nada, nunca.
Que van a pasar los años, sin pena ni gloria en esta jaula, que las páginas del calendario ya no ocultan ninguna sorpresa, que cada número tachado es un día menos de vida para mi niña perdida.

Sacadme de aquí, creo que lo digo cada año, cada día de cada mes, y es que no puedo soportarlo más, la jaula cada vez es más pequeña, cada vez me duele más y me está marcando en el alma, me la esta partiendo en pedazos.
Me estoy rompiendo con cada paso que intento dar, y solamente puedo imaginarme fuera de ella, porque se que no voy a salir nunca, que es mi condena, cumplo condena sin conocer el delito, y nunca soy suficiente para que me suelten, no soy suficiente.

Aguanto estoicamente, siempre, hasta que no puedo más, y cada vez mi límite es más pequeño, cada vez tengo más acumulado, cada vez esta sensación va a peor. ¿Dónde está la ilusión de comenzar el año?, la he perdido, me he perdido, no sé seguir.
Para qué voy a emocionarme si el siguiente año va a ser lo mismo, o peor, no hay tregua para alguien que ha perdido las alas, no hay libertad condicional, no hay nada.
Solo sufre, en silencio, que no se note, que todo está bien, que no me duele, que no siento, que no me he roto...
Y no puedo. 

Feliz año, aquí seguimos en el abismo. 


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