eterna condena

Este infierno eterno, que me rompe, me desgarra y me impide avanzar...hacía tiempo que no me dolía tanto. Siempre he amado el fuego, pero a veces me quema, por dentro, me abrasa me chamusca y me asfixio. Dos alas blancas cubrían mi espalda en los principios de estos tiempos, me veía tan fuerte como un huracán y no había nadie más valiente, creía que nada habría podido derrotarme entonces, pero sí pudieron. Esto era una guerra de desgaste, una batalla que nunca terminaba, como la condena de un dios para toda la eternidad, Prometeo sufre menos, lo juro. Ya no quedan plumas blancas para dar crédito de mis alas, ya ni hay esqueleto, solo dos heridas en mi espalda que cada poco sangran de nuevo, y el dolor de haber perdido la capacidad para volar es tan intenso que me despierto sudando en las noches, con el corazón temblando. Llevo por adorno varias cadenas, de las que me he querido liberar mil veces causándome numerosas heridas, tengo la piel en carne viva y aún así sigo tirando, es...