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Mostrando entradas de junio, 2017

eterna condena

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Este infierno eterno, que me rompe, me desgarra y me impide avanzar...hacía tiempo que no me dolía tanto. Siempre he amado el fuego, pero a veces me quema, por dentro, me abrasa me chamusca y me asfixio. Dos alas blancas cubrían mi espalda en los principios de estos tiempos, me veía tan fuerte como un huracán y no había nadie más valiente, creía que nada habría podido derrotarme entonces, pero sí pudieron. Esto era una guerra de desgaste, una batalla que nunca terminaba, como la condena de un dios para toda la eternidad, Prometeo sufre menos, lo juro.  Ya no quedan plumas blancas para dar crédito de mis alas, ya ni hay esqueleto, solo dos heridas en mi espalda que cada poco sangran de nuevo, y el dolor de haber perdido la capacidad para volar es tan intenso que me despierto sudando en las noches, con el corazón temblando. Llevo por adorno varias cadenas, de las que me he querido liberar mil veces causándome numerosas heridas, tengo la piel en carne viva y aún así sigo tirando, es...

Errores

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No quedarse estancado, o ser el mismísimo estanque.  Porque si hablamos de estanques, prefiero quedarme aquí, en la orilla, salpicar (chiscar), arrancar hierbas, y deshojar margaritas, a tomar el otro camino, el puente que supera el estanque, que me hará llegar a la otra orilla. No me gusta la orilla en la que mi reflejo está aislado, solitario, y decaído; dadme la orilla que es casa.  Mil veces lo he pensado y lo he añorado, me he visto en la mitad del puente, con mi alma valiente convencida de querer cruzarlo, de que no debía dar marcha atrás, pero algo tiró, quizá un hilo...rojo, y me desgarró un poco el alma. Es un aviso, un aviso de lo que se romperá si lo cruzo, y dudé, me quedé inmóvil con la vista fija en aquel estanque, en él nadaban mis recuerdos, de años y años. En ese ligero instante, en ese limbo entre orilla y orilla, me di cuenta de cuánto añoraba, y aunque al volver, el tiempo había pasado sin darme cuenta y el agua se había evaporado, decidí sentarme a su l...

en negativo

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A menudo me siento perdida, como un barco sin timón, como si fuese un ancla muy pesada al que no le han atado ninguna cuerda. Simplemente me he quedado ahí, estancada, reviviendo cosas que no me gustaron pero que ahora echo de menos, viendo que tengo por delante una agonía infernal en la que no tengo ni fuerzas para levantarme. Siempre pasa, cuando llega el calor, y veo que todo el mundo vive, ríe, grita, y yo me paso horas en un sofá, mirando las motas de polvo flotar, sin ganas de hablar o de que me hablen, ausente, como cuando hace años me pasaba el día mirando por la ventana. Y a menudo, me echo mucho de menos. Es como tener bloqueado el acelerador, perder la motivación para levantarme de la cama entre en un puñado de papeles arrugados, y no ser capaz de encontrarla de nuevo. Verme reflejada en un espejo hecho añicos, y no saber quién lo ha roto, ni quién es la que me mira con miedo desde el reflejo. Sé que tengo que moverme, y que llevo semanas en un perfecto estado de reposo, ...