Los ojos de la inocencia

Me pesa el alma de estar siempre igual de que parezca que las cosas mejoran que puedo con ello que todo va a ir bien...y que no sea así. Que es como un sueño, todo va bien es lo que quieres ser tú hacer lo que te gusta sin problemas y de pronto...se rompe vuelves a sentir la calidez de las lágrimas al caer el dolor de cada insulto la impotencia no de poder hacer nada de vivir silenciada de querer desaparecer y no poder Tengo más carga de la que puedo soportar y me pesa me hunde me mata. Joder. Quizás la culpa es mía quizás haya hecho algo mal quizás nacer fue mi error quizás la vida no es para mí. En todos estos años solo he aprendido a llorar llorar en silencio, ahogando penas en la almohada gritando en silencio callar doliendo haciendo daño a la misma persona que sufre. Igual ellos tienen razón que cada uno tiene lo que se merece quizás esto es lo que yo merezco,  quizás no me queda otra. Pero no lo entiendo no entiendo porque esto me ...

Y entonces llegaste. Cuando el mundo parecía pesar más que mi alma, cuando de verdad estaba al límite. A un paso de perderme, de perder todo, incluida la esperanza, esa que dicen que es lo último que se pierde y en mi caso...lo primero. Un simple paso que habría cambiado completamente a mucha gente, a esa gente tan gris, invisible, e inexistente a las que yo pensaba que importaba. ¿Cómo les va a importar si no son reales?. Formas extrañas de mi cabeza de afrontar la realidad que me tocaba vivir, cuando el choque contra el muro de la verdad cada vez que abría los ojos en la fría mañana era demasiado fuerte, tan jodidamente fuerte que me dejaba tumbada asimilando que era lo que pasaba. Y entonces llegaste. No lo planee, supongo que tú tampoco. Era una tarde, o una mañana, por aquel entonces todas las horas del día me parecían iguales, y los días se hacían tan largos como semanas. Creo que era un Jueves, o tal vez un Martes ¿a quién le importa?. Solo me importa que llegaste. ...

Como el salto al vacío Como cuando dejas de sentir el cuerpo en el agua helada Como si te quemases con el fuego... Porque yo ponía la mano en el fuego, una y otra, a ojos cerrados. Se ve que no aprendo. La estupidez de querer confiar de nuevo, de soñar con que no te vuelvan a romper... y aquí estamos. Deshojando el dolor que me lleva comiendo por dentro este tiempo en palabras cargadas con todos mis pedazos. Desilusión. En cinco minutos, incluso menos, hiciste que algo se me rompiese por dentro. Si no has sentido nunca que te rompen el alma... que envidia. Porque soy capaz de soportar cualquier dolor físico, pero ese no. Te quema,  te arde, te paraliza, y no te deja pensar en nada más. Como si te estuviesen comiendo por dentro,  como si te matasen. Confianza. Era todo lo que teníamos y lo que ya no puedo darte como antes. Ya no estamos en igual condiciones. Me prometiste no hacerme nunca daño, pero lo hiciste sin querer, no podías, no quería...