Y para comer...el mundo
Creo que ya me he dado cuenta, me han hecho falta muchas lágrimas, y pocas ganas de vivir durante más tiempo del que había aguantado nunca.
Me he sentido fuerte, sentí que al final había encontrado el motivo de mi existencia, que al fin estaba completa y que al fin podría vivir tal y como yo quería, porque antes..no valía nada. Pero me han hecho falta mil heridas guardadas en palabras escritas a ordenador, para ver que lo que sentía, en nada se parecía a lo que debía ser. Mil veces me dijeron, que no me confiase, que era muy inocente, muy niña, muy buena... pero no quise hacer caso, escribo ahora esto con el corazón en un puño, porque puedo llamarla carta de despedida.
Siento no ser ahora lo que el mundo veía hace un par de años, pero es que el tiempo pasa, no solo para haber crecido unos centímetros, también para aprender que el mundo es más complicado de lo que yo pensaba, y que por muchas ganas que le ponga hay unas barreras invisibles que no puedo traspasar. Es hora de admitir que somos como dos líneas paralelas, y que por desgracia no nos vamos a encontrar, empiezo a ver que tengo las riendas de mi vida, más o menos, y creo que comienzo a notar hacia dónde me lleva el viento...no es hacia ti.
Me hacía falta un cambio de aires, de costumbres, y de ciudad, para olvidar la comodidad, el "no voy a encontrar algo mejor" y abrir de una vez los límites, lo siento mundo, pero estoy dispuesta a vivir. Y no como lo he hecho hasta ahora, con miedo, con puro pánico a encontrarme con barreras, porque las pienso saltar todas, al menos las que vengan desde ahora. He perdido la ilusión, las ganas, la sonrisa al verte, y ya no se puede arreglar, creí, ingenua de mí, que todo volvería a ser como antes en el momento en el que decidí rechazar al resto por ti, pero en el fondo sabía que era la decisión equivocada, porque era la más cómoda, hacer como si nada pasase, seguir en la zona de confort.
Adiós querida zona, he descubierto que la magia aparece cuando salgo de ahí.
Lo siento mundo, pero has despertado a un gigante que llevaba casi dos décadas durmiendo, es hora de salir, y vas a temblar, porque la revolución comienza por mí.
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