No quiero dependencia(s)
He estado siempre con las alas cortadas, atadas, inutilizadas, y quizá por eso mismo no soporto la dependencia. Mientras reconozco mi propia incapacidad para volar, reconozco la necesidad de sentirme libre en el resto de ámbitos de la vida. Supongo que hay personas a las que les gusta estar pendientes siempre, estar con constantemente. Desde luego para mí no es, no soy esa clase de persona, ni lo seré, porque no llevo bien dar cuentas a nadie, ni tener que publicitar cada paso que doy.
Quizá por eso mismo con él me llevo tan bien, por eso quizá con él, a pesar de las múltiples diferencias, no me he sentido condicionada, atada, ni dependiente de nadie. Porque somos dos y ninguno pretende colonizar los espacios del otro, eso es justo lo que necesito y lo que quiero. A lo que aspiro, digamos.
Estoy porque quiero, no porque te necesite para nada, sin ti funciono exactamente igual.
No llevo bien ver parejas que terminan por convertirse en gemelos, allá donde vayan van juntos, lo que hacen es igual, si no fuese por el género, en algunos casos no sabrías diferenciar a uno del otro. Eso es mi sinónimo de pesadilla, porque ya lo he vivido y paso. Ese sentimiento de necesidad, de no saber respirar sin él/ella... no lo soporto. Concibo las relaciones de otra manera, no dejamos de ser dos personas individuales que funcionan bien juntas (y separadas) pero dos personas al fin y al cabo. No quiero que alguien sienta que depende de mí, que me necesita constantemente, no quiero que nadie crea que me debe dar explicaciones de dónde va, con quién, cuándo, qué va a hacer, etcétera, simplemente porque no quiero tener que hacerlo yo.
Es por esto por lo que últimamente siento cierta angustia, la tranquilidad que me suscita quién está conmigo queda rota, en ocasiones, por alguien que reclama una dependencia que no puedo dar. No quiero deberle nada a nadie. Temprano por la mañana y tener ya que dejar lo que quiera que haya planeado para esa mañana porque alguien me reclama a través de un aparato del que nunca quise estar pendiente, se alarga la dependencia y quedo a expensas de dicha intromisión, ¿dónde queda ahí mi libertad?Quiero que el otro tenga alas, las mismas que las mías, y que no espere por mí para hacer uso de ellas. Que vuele lejos, que conozca, que se divierta pero que, al final del día, quiera volver a mi lado y me cuente lo que ha visto. No que esté siempre a mi vera esperando por saber qué haré yo para hacer él, qué constantemente me exija dejar de lado para atenderle, sentir que debo quedarme incluso cuando no. Porque yo no quiero un gemelo, un perrito o un doble, quiero una persona que esté cuando le necesite (y viceversa), que escuche cuando hablo, que acepte venir allá donde a mí me haga ilusión ir, incluso aunque no le apetezca mucho (de nuevo, y viceversa) pero que su vida no sea yo misma.Hace tiempo que he dejado de querer películas de Hollywood o de Disney en las que se conocen y no pueden vivir sin el otro. Yo, precisamente, valoro lo contrario, que sepan que sin mí podrían igualmente pero que me elijan aún así. No quiero destinos incambiables, pertenencias o "tenía que ser", porque de eso ya tengo, gracias, y no me gusta. Solo una persona completa, sin carencias emocionales que quieran suplir conmigo, sin una especie de ideal al que me tenga que adaptar y, desde luego, que vuele sin mí pero que le guste hacerlo conmigo. No me interesan ensoñaciones de color de rosa, me he bajado de la nube hace tiempo, quiero realismo, ser consciente de que no siempre va a ser todo risas, que a veces hay que ceder, por un lado y por el otro, porque, de nuevo, somos dos con vidas diferentes en las que requerimos al otro y, en ocasiones te apetecerá mucho X y en otras no, pero cedes. Y lo haces por lo mismo por lo que al final del día vuelves a la misma persona una y otra vez.
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