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Mostrando entradas de diciembre, 2016

2017

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Vuelvo a estar aquí, frente al ordenador, otro fin de año más. 2016 había empezado de la misma forma que termina, con voces, llantos, gritos, y heridas olvidadas volviendo a abrirse para recordarme que no va a cambiar nada, nunca. Que van a pasar los años, sin pena ni gloria en esta jaula, que las páginas del calendario ya no ocultan ninguna sorpresa, que cada número tachado es un día menos de vida para mi niña perdida. Sacadme de aquí, creo que lo digo cada año, cada día de cada mes, y es que no puedo soportarlo más, la jaula cada vez es más pequeña, cada vez me duele más y me está marcando en el alma, me la esta partiendo en pedazos. Me estoy rompiendo con cada paso que intento dar, y solamente puedo imaginarme fuera de ella, porque se que no voy a salir nunca, que es mi condena, cumplo condena sin conocer el delito, y nunca soy suficiente para que me suelten, no soy suficiente. Aguanto estoicamente, siempre, hasta que no puedo más, y cada vez mi límite es más pequeño, cada ve

La chica del rompeolas

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De nuevo he vuelto a ser la chica del rompeolas. La chica que cuando su mundo se cae a pedazos, busca paz en la espuma que salta por encima de su cabeza. La chica que espera que su dolor interno se rompa como el mar contra la roca. Aquella que durante los días de invierno o de verano, se sienta durante horas a observar como muere el mar, como rompe, como duele.. Pero lo peor es que siempre vuelvo, porque nunca me curo. Intento olvidar que soy un náufrago en mi propio océano, que nadie, ni siquiera yo, es capaz de descrifrar el laberinto en el que me he metido, que he levantado muros tan grandes, que son una cárcel. Cada vez que intento liberarme, que intento vivir, y ver que la vida, quizá no es tan mala conmigo, siento que me ahogo, me paralizo, y soy incapaz de salir de mi agujero.  Aún recuerdo con cariño, cuando parecía que tenía luz propia, y que nadie conseguía hacerme sombra...ahora..ni si quiera recuerdo qué es verme brillar, o al menos, sentirme brillar.